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jueves, 22 de octubre de 2015

¿Cómo ganarle la partida al cáncer de mama?

Importante llamado a mantener constante actitud de sensatez en torno a la salud y a la vida, constituyó la ‘Jornada informativa sobre el Cáncer de Mama’ con énfasis en la promoción de la detección temprana.

La actividad fue organizada por la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles (VAE) de la Universidad de Panamá (UP) a través de la Dirección de Investigación y Orientación Psicológica (DIOP), específicamente la unidad de ésta en la Facultad de Informática, Electrónica y Comunicación (FIEC).
                                   







                                                                        

Decenas de personas de la FIEC y de otras unidades académicas y administrativas, se dieron cita en el Auditorio del Departamento de Inglés para recibir orientación sobre el sensitivo tema.
                                     







                                                                        Tamara Solanilla, profesional en Ciencias de Enfermería, compartió con el público presente sustancioso y apretado resumen acerca de las medidas a tomar para detectar este mal y hacer lo posible por impedir un desenlace fatal a causa del mismo.

Señaló que es importante que, a partir de los 20 años de edad, las mujeres se asesoren con un profesional de la salud, de manera que éste determine qué y cómo hacer según una u otra circunstancia. Luego, poner en prácticas las indicaciones, ya sea practicándose el autoexamen de las mamas todos los meses, o sometiéndose al examen  clínico cada tres años, y/o mamografía (mamograma) anual.

Mencionó que las mujeres, al notar -en las mamas- los cambios que se mencionan a continuación, deben hacerse examinar /de inmediato/ por un doctor en Medicina:

-Una masa, bolita dura o la piel más gruesa. -Hinchazón, calor, oscurecimiento o enrojecimiento. -Cambio en el tamaño o la forma de la mama. –Hoyuelos o arrugas en la piel. - Picazón, dolor, escama en la piel o sarpullido en el pezón. Hundimiento del pezón o de otras partes. -Secreción repentina del pezón. –Dolor reciente y persistente en alguna parte. 
                                               








                                                                      

La psicóloga Yamileth Velásquez, hizo referencia al importante papel que juega el apoyo psicológico en el interior de una persona agobiada por una crisis. Con más razón, cuando una persona siente que su vida está en peligro con motivo de que ha recibido diagnóstico de una enfermedad que es asociada -casi que obligatoriamente- con la muerte.                                           

 





                                                                        


Ivonne M. Rodríguez, quien sobrevivió al cáncer  de mama, es testimonio viviente de que, con la prevención -a tiempo- es posible ganarle “la partida” al cáncer. A ella, en enero de 2014, a dos días de llegar a la temprana edad de 24 años, le resultó positiva la prueba aplicada para confirmar o descartar el cáncer de mama.  

Ella, después de 16 quimioterapias, un año de inyecciones de trastusumab, una operación y 45 radioterapias, pudo gritar a los cuatro vientos “¡soy una sobreviviente! ¡Sobreviví el cáncer!”.

Antes de llegar a ese final feliz, ella se despertaba todas las madrugadas a llorar, a reclamarle a Dios por la prueba que le estaba poniendo y a exigirle que la ayudara a superarla.

La solidaridad y el amor son fundamentales para la recuperación de personas que se encuentran en una situación como aquella en la que se vio sumida. Relató que durante esa crisis siempre encontró palabras de aliento, y hombros donde llorar. “¿Cómo pasar por alto que hubo quienes oraban por mí todos los días con todas sus fuerzas? 

Agregó “debo hacer mención del apoyo más importante: del que estuvo en todo momento, el que nunca me dejó sola, mi hermoso Dios”. “Él me sostuvo hasta el final. Me enseñó el valor de la vida, de la familia y los amigos. Aprendí cuál es la verdadera belleza. Me hizo fuerte”.

“No soy la misma Ivonne. Mi vida sí cambió. Hoy sé lo que es ser feliz. Hoy puedo reconocer lo que es bueno y lo que no. Mis relaciones interpersonales son mejores. Ya no me estreso ni peleo tanto. Soy más comprensiva y cariñosa”. “Esta enfermedad me permitió conocer facetas de mí, que jamás habría descubierto en otras circunstancias, como lo es mi talento para actuar y escribir. Aprendí el valor de la vida y el tiempo, la importancia de una vida saludable; pero, sobre todo, descubrí que soy una mujer verdaderamente fuerte porque superé con valentía esta prueba”. Redacción y fotos Ángel Molina



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