El rostro descubierto implica
individualidad. En cambio taparse el rostro, en vías de manifestar una idea,
plasma colectividad y representación. En una batalla, claro.
Ahora situémonos en el porqué de la
violencia en una revolución social. Así como decía Gandhi,
“Son violentos, porque están desesperados”. Encolerizados por no ser
escuchados. Esto viene de abajo, de las personas que más que entretenerse con
un libro, tratan de comer. Las personas que buscan caminos de integración, no
encuentran más que un sendero lleno de fango y con piedras coloreadas de
mentiras, en donde el artista que dibuja el paisaje y la perspectiva de mundo,
es el político.
El político es un actor las 24
horas. Una vez que termina su discurso, sus voces de represión y abuso se
multiplican. Los medios de comunicación sirven como garante de su propaganda,
revestida de estética visual y auditiva. Los jerárquicos establecen un
monólogo, en donde esta obra teatral no puede ser modificada por la audiencia
(el pueblo). Se visualiza el orden, y a pesar de que seamos parte de él, no lo
compartimos.
Pero ahora preguntémonos qué es la
violencia. Puede ser un daño físico o moral a una persona o grupo. Sin duda,
las personas que luchan, lo hacen por sus derechos humanos, mientras que desde
arriba se violenta con la pseudo razón, el amparo de la Ley y la represión. La
violencia, por parte de los sometidos, surge de la rabia (por lo menos en estos
casos). La rabia colectiva busca la solución en seguida a las exigencias que
buscan. “Son violentos porque están desesperados”.
En fin, cuando un “lumpen”, como lo
tilda la prensa, tira una piedra contra un carabinero, hay que buscar en el
corazón de ese muchacho el motivo que lo impulsó a cometer ese acto. Qué cosa
lo llevó a tal grado de desesperación. Pero no podemos buscar algún motivo en
el corazón de un político, cuando comete actos violentos, porque prácticamente
lo tiene todo. Y sus actos solidarios, no son más que la máscara para encubrir
lo hijos de puta que son. Esa, sí, es violencia.
Por Rodrigo
Iván Ortega Arriagada
Foto
de Hans Scott
Texto
-de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):
Bruno Sommer
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