Valores
del reconocimiento, de la solidaridad, sensibilidad humana y la empatía,
manifestados dentro de la expresiva senda idiomática de la poesía, invadieron
recientemente el auditorio Carmen Herrera, localizado en el edificio de la
Biblioteca Simón Bolívar, cuando poetas, historiadores y diplomáticos, se
dieron cita para ser testigos y apoyar con regocijo, el reconocimiento al bardo
Javier Alvarado.
Motivó el
homenaje, el que este talentoso joven, ganó el XV Premio Internacional de
Poesía Nicolás Guillén. Fue un “concentrado” de reconocidos intelectuales de la
cultura hecha versos.
Además de
sus padres, amigos, “colegas” de la producción poética, le acompañaron testimoniándole admiración, distinguidos
amigos de la representación diplomática de la hermana república de Cuba y Juan Tam de la sociedad China en
Panamá.
Agustín
Labrada, poeta cubano, organizador del Premio Internacional de Poesía
Nicolás Guillén hizo entrega del Diploma de Honor al poeta panameño. En pieza
impresionante de profundo contenido histórico, acerca de la vida nacional y del
mundo de la poesía, devino la intervención del destacado
patriota, poeta e historiador panameño Álvaro Menéndez Franco, a quien le tocó
presentar el libro Viaje Solar de un
tren hacia la noche de Matachín, obra
con la que Alvarado ganó el mencionado premio.
Dio las
palabras finales, Eldis Barnes Molinar, Vicerrector de Asuntos Estudiantiles,
quien hizo referencia del joven y prominente talento. Se dirigió al público
presente con emoción de docente de la Universidad de Panamá y compatriota de
este intelectual que levantó un monumento de sabias y preciosas palabras, reivindicando
la memoria y los méritos conciudadanos del mundo. Lo hizo sí, especificando
personas de origen asiático (principalmente
chinos). No obstante, por la similitud de la suerte corrida, incluye
indirectamente, africanos, europeos…que atravesaron muchas fronteras para
construir obras futuristas en nuestro país. De aquellos semejantes que son
héroes anónimos, cuyos restos no fueron rescatados, cuya labor no fue
reconocida. Pero, sobreviven aún voces
sensatas capaces de hacerlo.