La academia como foro de discusión de los temas nacionales y su inclusión a nivel constitucional, en jornada de debates en la Universidad de Panamá.
23/09/2014 - La estudiante de derecho Nayiska Pimentel tiene confianza en el poder del liderazgo de los jóvenes para cambiar a Panamá y cree en las modificaciones a laConstitución. Ya sea mediante reformas o la conformación de una asamblea general constituyente para una nueva Carta Magna. “Es el poder del pueblo el que se manifiesta”, sentencia.
Líder de un movimiento estudiantil de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá (UP), Pimentel participa desde ayer en el torneo de debates sobre asuntos de Estado que adelanta esa casa de estudios superiores.
El peso de este torneo se aprecia en el orador de fondo elegido por los estudiantes para la inauguración: el presidente de la Asamblea Nacional, Adolfo Valderrama. La cabeza de la más importante “casa de debates” del país, resaltó Pimentel.
Valderrama hizo énfasis en su discurso en la apertura de espacios para que los estudiantes puedan formarse profesionalmente en competencias que involucren valores y no solo las facultades del “raciocinio”.
Los duelos clasificatorios de los debates empezaron de forma simultánea en cuatro salones diferentes, con temas de interés nacional y el reto de darles categoría constitucional.
En las mesas de discusión sobre una asamblea constituyente se abarcaron temas de política migratoria como Crisol de Razas, educación sexual en escuelas primarias y secundarias y responsabilidad penal de los menores de edad.
Pimentel considera estas iniciativas apropiadas para “limpiar el nombre de la Universidad de Panamá como tal”, y fortalecerla como “la primera casa de estudios del país”.
LOS CONTENDIENTES
El estudiante Gilberto Solís defendió otra forma posible de reformar la Constitución. De cara al equipo contrario se puso de pie y dijo que las modificaciones constitucionales previas no han respondido al clamor del pueblo.
“Es porque hemos dejado esas reformas en manos de los diputados”, según Solís, y consideró que muchas veces benefician intereses propios de los integrantes de la Asamblea Nacional.
Reclamó una participación ciudadana mucho más contundente. “El pueblo panameño debe encausarse en hacer valer sus demandas en una reforma constitucional verdadera”.
El líder del equipo adversario, Jorge Jaén, rebatió el argumento de Solís.
Afirmó que las meras reformas no han ayudado a resolver los problemas de “paternalismo político, los niveles de corrupción en las altas esferas políticas, el exacerbado presidencialismo y la crisis de la separación de poderes”.
Y luego cuestionó: ¿Por qué hacer más reformas si solo están atacando problemas coyunturales? Los poderes constituidos jamás renunciarán al poder.
Jaén y su grupo apuestan por una constituyente originaria para refundar todas las instituciones.
HABLA EL JURADO
El catedrático Miguel Antonio Bernal, del jurado calificador, indicó que en el relevo generacional en la discusión de temas de Estado “estamos en pañales”.
Pero expresó que “es esperanzador y optimista que jóvenes estudiantes hayan tomado la iniciativa de proponer debates sobre temas de actualidad y de necesidad [nacional] a pesar de las dificultades que les pone la Universidad [de Panamá]” .
A juicio de Bernal, la casa de estudios “obstaculiza estas dinámicas cuando debe ser el foro permanente, el huésped de debates y de mesas redondas necesarias para poder construir democracia o institucionalidad”.
Otro de los jueces fue el profesor y exmagistrado suplente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Virgilio Trujillo.
Manifestó que la academia debe “orientar [a los participantes] para tratar de elevar el nivel de la discusión y crear un profesional dispuesto a promover un serio debate informativo e informado”. Los debates buscan que los estudiantes “construyan ideas”, recalcó.
La exmagistrada de la CSJ y catedrática Esmeralda Arosemena de Troitiño, otra integrante del jurado, señaló que “la gente que gobierna no va a transformar las cosas que no le interesan”.
Hizo énfasis en que la “Constitución debe ser para la gente”, y cree en la legitimidad de intentar cambiar el orden imperante sino se ejerce bien el poder público.
Arosemena de Troitiño califica de vital la participación de personas de todos los rangos. “La juventud es la clave, [porque] es la posibilidad de abrir mentes, sin compromisos con ningún sector”. Y argumenta, que es fundamental la función de los medios de comunicación: “No deben solo informar, sino también formar”.
El catedrático valenciano Roberto Viciano Pastor, presente en las jornadas de debate sostiene: “cuando en la sociedad existe inconformidad, una constituyente originaria trata de hacer un cambio sustancial del Estado”, con la capacidad de cambiar la sustancia del modelo existente.
Viciano exige la participación ciudadana en las reformas constitucionales y espera de los constituyentes elegidos una comunicación fluida con la ciudadanía. “La Constitución se hace para limitar a quienes al ejercer el poder abusan de él”, destacó.