Los
abajo firmantes , Directores de Centros Regionales Universitarios,
Coordinadores de Extensiones Universitarias, Programas Anexos y Coordinadores
de la Universidad del Trabajo y de la Tercera Edad, reunidos en la ciudad de
Penonomé el 14 de marzo del año en curso, con la intención de
debatir y evaluar la preocupante y crítica situación que vive la Universidad de
Panamá y todas sus dependencias académicas distribuidas a lo largo y
ancho del país, expresan a la opinión pública y población en
general el siguiente pronunciamiento:
La
Universidad de Panamá como entidad autónoma consagrada en la Constitución
Política nacional, la Ley 24 de 2005, el Estatuto Universitario y el Reglamento
Ético del Docente Universitario, tiene plena potestad para regular su vida
institucional con base a los preceptos jurídicos académico-administrativo y
éticos, todo ello, dirigido al desempeño cabal , eficiente y
transparente de sus funciones básicas en consonancia con las exigencias y
demandas, siempre crecientes, de la educación universitaria.
Como
institución de conocimiento la Universidad de Panamá fomenta , promueve y
garantiza la libertad de expresión, de ideologías y pensamientos,
indispensables para el ejercicio del libre juego de las ideas y producción del
conocimiento mediante la investigación científica, dentro del marco del
respeto, honestidad, tolerancia y responsabilidad científica y ética , valores
esenciales del “bien pensar” y del actuar conforme a la búsqueda del bien
común de la colectividad académica y social , a la que la
institución debe su existencia.
La
verdad y la justicia deben ser el norte del quehacer universitario, sin
embargo, la libertad de pensamiento y de expresión, requisito sin el
cual, no se puede concebir la autonomía universitaria no puede,
bajo ningún pretexto; convertirse en patente de corso como instrumento
para difundir la injuria, la intriga, la calumnia y ofensa a la
dignidad de las personas, ni servir de instrumento para atacar la integridad y
prestigio de la institución.
A
raíz de una serie de calumnias e injurias a las autoridades, en el
2004 el Consejo Académico inicia un proceso disciplinario al Dr, Miguel Antonio
Bernal por incurrir en faltas graves contempladas en las disposiciones que
reglamentan la conducta ética del docente universitario.
El
Dr. Bernal es citado en dos ocasiones por la comisión de Disciplina para hacer
las descargas; sin embargo, el mismo no se presentó y opta por presentar
un incidente de recusación contra los Comisionados del Consejo Académico el que
fue rechazado con fundamento en el Reglamento Interno del Consejo Académico y
la Ley 38 del 31 de julio de 2000.
Luego
presenta una advertencia de Inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de
Justicia, recurso fallado en su contra en 2009.
Finalmente,
presenta ante la Corte Suprema de Justicia una solicitud de Aclaración de
Sentencia. Después de cinco años (agosto de 2014) la Corte considera que tal
solicitud “carece de fundamento”Como
vemos, después de más de diez años, la Corte Suprema de justicia resolvió los
recursos jurídicos interpuestos por el Dr., Bernal dándole la razón a la
Universidad y, en consecuencia, el Consejo Académico, actuando en conformidad
con las normas universitarias, retoma el caso del Dr., Bernal y decide con 23
votos a favor y dos (2) abstenciones, suspender por cinco años al citado
docente.
Como
resultado de este fallo del Consejo Académico, el Dr., Bernal ha continuado
profiriendo insultos e injurias en contra de la familia universitaria sin
exclusión, utilizando epítetos inaceptables como: “ladrones”, “corruptos”,
“mediocres”, etc... Calificó a las autoridades universitarias de “banda de
ladrones”, a los docentes de “cardumen de mediocres” (99%) y los estudiantes
fueron etiquetados por él como “grupos genuflexos a la administración”.
Ante
estas graves acusaciones sin fundamento y el uso recurrente del discurso
violento y lesivo a la dignidad de los universitarios y el poco a casi
nulo, sentido de pertenencia institucional que pone en riesgo la autonomía y la
credibilidad académica y social de la Universidad de Panamá,
rechazamos y condenamos la soberbia e impropia actitud como
universitario y profesional del Derecho.
Así
mismo, exhortamos a los medios de comunicación a que realicen el
periodismo investigativo serio y objetivo, que enaltezca la profesión y que
contribuya a hacer docencia en la población para la formación de juicios
críticos y racionales que eviten empañar y denigrar la labor y el cumplimiento
de compromisos de la Universidad de construir un mejor país, enfrentando desde
lo académico, la pobreza de una inmensa mayoría de panameños que esperan vivir
en una sociedad más justa y equitativa en la distribución de la riqueza
que produce la población.
Igualmente,
convocamos a los universitarios a una concentración masiva en el Paraninfo para
debatir la universidad que queremos y que al tiempo refleje a Panamá, como país
de equidad social, con sentido de identidad nacional, fortaleciendo así, sus
virtudes y corrigiendo sus defectos en sus estructuras básicas de la vida
colectiva. Esta gran misión debe ser el compromiso solidario de todos los
universitarios.
Dado
en la ciudad de Penonomé a los catorce días del mes de marzo de 2015
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