Más de trescientos estudiantes de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Panamá (UP), entre ellos integrantes de seis grupos de primer año (incluyendo jóvenes procedentes de Darién) y de la Maestría en Atención Primaria en Salud, acudieron al foro “Salud Pública y Ecología, una Responsabilidad Compartida”.
Sin imaginarlo los
concurrentes produjeron un ejemplar y productivo diálogo, en el que se hizo
docencia acerca de lo que es necesario hacer para propiciar y mantener armonía
entre el medio ambiente y el ser humano.
La conciencia de seres humanos
que en su vida profesional habrán de realizar tareas y procedimientos
inherentes al cuido de la salud y la vida de sus semejantes, fueron terreno
altamente fértil para este trabajo sensibilizador.
Aportando conocimientos y experiencia, participaron funcionarios de la Alcaldía de Panamá y empresas consultadas por dicha institución entre ellos, Enrique Vargas, del departamento de Gestión Ambiental; Yarelis Gómez, del Programa “Basura Cero” en el Corregimiento de Bethania; Ricardo Osorio, a cargo Arborización en la entidad alcaldicia; Pablo Ochoa, de Proyectos y Seguridad Panamá.
Por la
Universidad de Panamá, en su rol de Coordinadora General del Proyecto de
Gestión Integral del Riesgo a Desastres (GIRD) y Adaptación al Cambio Climático
(ACC), la profesora Lourdes de Alguero, Directora Ejecutiva del programa
Universidad Promotora de Salud (UPS), orientó en cuanto al accionar de las
universidades en materia de GIRD tanto a nivel centroamericano como en el
ámbito nacional.
Plasmó la necesidad de que la UP se mantenga como luz motivadora en torno a la responsabilidad ante la sociedad. De pensar y actuar más como ciudadanos, que como universitarios. Quedó claro que no basta recibir conocimientos, sino emprender acciones. Que la participación de cada uno va ser importante factor del cambio.
El especio permitió meditar en
cuanto a que el cambio climático es provocado por la intensificación de la
emisión de gases. Que somos los seres humanos quienes con nuestras actividades
infringimos impactos negativos y nocivos al medio ambiente.
Que es necesario reducir, en
lo posible, el uso de papel y el consumo de agua. Empeñarse en programar que,
cuando procedamos a abrir la puerta de la refrigeradora, lo hagamos una sola
vez para atender varias necesidades (en lugar de abrirla 3,5,7 veces para cada
caso).
Los conferencistas enfatizaron
que debemos focalizarnos en la gestión de riesgo y no de emergencia.
Entrenarnos, trabajar en la
prevención, en la resiliencia. Según el caso y la circunstancia: resistir
(responder), recuperarse (reconstruir), adaptarse (comprender que ya todo es
diferente); prepararnos para que el daño sea menor en las próximas ocasiones.
Mientras que, en muchas
circunstancias hay dos o más alternativas, en el caso del planeta que nos sirve
de casa común, no las hay. Hipotéticamente, si no conservamos La Tierra “A” no
contamos con posibilidad de recurrir La
Tierra “B”.
Los estudiantes reaccionaron con una batería de numerosas y variadas interrogantes y sugerencias. Evidenciaron su anuencia a coadyuvar a la concretización de los propósitos declarados en este foro. Incluso a organizar grupos de voluntariado.
(Redacción y fotos Ángel Molina)
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