Redacción Ángel Molina / foto cortesía Hay
dos factores que juegan importante papel para el desarrollo del mundo y la
buena vida de sus habitantes:
-La
inteligencia, facultad de la mente que permite aprender, entender,
razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
-El
intelecto, capacidad
que tiene el ser humano de comprender, analizar y entender el mundo que le
rodea. De algún modo se asimila al concepto de raciocinio, a la capacidad de
discernir el orden oculto del universo de modo tal que le permita mejorar sus
condiciones de existencia. Es la que
funda la búsqueda del bien y el rechazo del mal.
Recientemente, nos nutrimos de
la conferencia “La importancia y necesidad de desarrollar el Intelecto”,
expuesta por el surcoreano Seon Hwan Kim, del Instituto Internacional para el
desarrollo del intelecto.
El orador señaló que en la
mayoría de las latitudes de nuestro planeta, las sociedades han dejado a
segundo (o más bajo) plano, la tarea de concientizar sobre la necesidad de
entendernos y entender a nuestros semejantes.
Se han enfriado mente, corazón
y relaciones. Han sido sustituidas sensibilidad humana, solidaridad y empatía
por la indiferencia.
Los humanos hemos olvidado que
nuestra naturaleza es el amor. Que desde este sentimiento nace la fuerza.
Se ha sustituido el contacto
directo y personalizado con la comunicación a través de redes sociales.
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