Como ya es tradicional, nuestra Universidad
rinde este 27 de octubre, un merecido y justificado homenaje a los jóvenes
estudiantes de nuestro país, particularmente a esa juventud universitaria que
diariamente acude a sus instalaciones, y que en su esencia y ansiedad vital,
protege el fuego íntimo de la esperanza y del optimismo, construye utopías
posibles y recupera, con la agitación propia del futuro que avizora, horizontes
que se creyeron perdidos o extraviados. Ella, pese a todos los esfuerzos que se
hacen para arrebatarle su rebeldía crítica e insensibilizarla ante las grandes
tragedias nacionales y universales, conserva intacta sus virtudes fundamentales
y renueva, en cada aleteo, su absoluta confianza en un destino mejor para su
país y para toda la Humanidad.
Esta juventud le ha correspondido
vivir en un mundo de profundos contrastes y de lacerantes exclusiones e
inequidades. El proceso de globalización neoliberal, ha demostrado ser incapaz
de reducir las diferencias y las desigualdades abismales prevalecientes en el
mundo de hoy; más bien las ha acentuado hasta un punto que resulta ya
insostenible e insoportable. Más de mil millones de hambrientos viven entre
nosotros y cerca de 10 millones de niños
mueren anualmente, antes de cumplir los cinco años de edad por causa de
enfermedades previsibles o curables.
Todo esto ocurre en un mundo donde se
asegura que se producen suficientes alimentos para cubrir las necesidades del
doble de la población mundial actual; cuando el rescate del sistema financiero
internacional costó a los contribuyentes en tan sólo dos años, la suma de 17
trillones de dólares; cuando el gasto en
cosméticos y alimentos para mascotas supera en el mundo industrializado los
50,000 millones y cuando se despilfarran en armamentos a nivel global 1.5
billones de dólares, representando casi un incremento del cincuenta por ciento
con relación al gasto del año 2000. Así de injusto, desigual y estrafalario, es
el hogar universal que se ha venido construyendo, contrario a cualquier
proyecto verdaderamente ético y humano.
Existen suficientes motivos para que
nuestra juventud estudiosa celebre esta fecha memorable del 27 de octubre. Estamos
casi en la víspera de una fecha realmente significativa como es, el cincuenta
aniversario de la gesta heroica que protagonizara nuestra juventud, el 9 de
enero de 1964. La juventud panameña actual no solo ha de ser merecedora del
sacrificio e inmolación de aquélla, sino que debe estar a la altura de las exigencias
y desafíos del mundo actual. Por ello no sólo es preciso fortalecer el interés
por el estudio constante y permanente --tarea principal de un estudiante-- sino
luchar y vencer aquellas concepciones de la cultura hegemónica que valorizan lo
efímero, lo superficial, el hedonismo y que consideran que los valores
fundamentales de todo ser humano, descansan en su afán desmedido por el dinero,
el lucro y la ganancia. Estamos seguros que en está gran batalla, nuestra
juventud volverá a salir airosa.
Eldis Barnes Molinar
Vicerrector
27 de octubre de 2013
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