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lunes, 26 de septiembre de 2016

Deberes que entraña ser una universidad autónoma












"La autonomía universitaria…constituye un medio puesto a disposición de los universitarios por la Nación para que contribuyan a la comprensión de nuestros problemas, a la identificación de nuestras oportunidades, y a la formación de las capacidades que el país demanda para transformarse”, señaló Guillermo Castro Herrera, orador principal en el acto solemne realizado en conmemoración del LXX Aniversario  de la Autonomía Universitaria.


La actividad en saludo a dicha efemérides, se escenificó en el Paraninfo un día anticipado a la fecha en que en el año 1946, fue promulgada la Ley 18.                                                                     







                                                                




                                                  


En el intermedio cultural-artístico, el público se deleitó con los siguientes números:   Vuelo del Águila, a cargo de “Danza Urbana” dirigido por Helsinsky Solís; Cumbia Abierta, Cumbia Cerrada y Atravesao, por el Conjunto Folclórico de la VAE y música de “Sentimiento Universitario”. 


Eldis Barnes, Vicerrector de Asuntos Estudiantiles inauguró el acto denunciando que, hoy por hoy, “la Universidad de Panamá (UP) soporta embates dirigidos a socavar, a conculcar nuestra autonomía”.


Miguel Ángel Candanedo, Secretario General de la UP se remontó al contexto histórico (de antes y en el momento en sí) de dicho acontecimiento. La correlación de fuerzas y tendencias que en los planos nacional e internacional, pugnaban por lograr o impedir la concretización de un proyecto de liberación, que incluya el establecimiento de equidad y vida digna para toda la población, en especial la  menos favorecida.


Hizo alusión al nacimiento de esta Primera Casa de Estudios Superiores, que ha crecido y se desarrolla “no para ser una fábrica de profesionales, sino de seres humanos con amor a su patria y a sus conciudadanos”.


Denunció las intervenciones que -durante los últimos años- han incrementado con, cada vez, más fuerza. Citó las campañas de desprestigio y el intento de paralizar a la Universidad de Panamá, a través de “torceduras de brazos”, presiones, agresiones y trabas desde la Contraloría General de la Nación.


José Álvaro, Presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Panamá, enfiló críticas y denuncias en la misma dirección.


Por otro lado, Castro Herrera destaca que /entre otras responsabilidades/ está la de incluir en sus actividades “el estudio de los problemas nacionales y la difusión de la cultura popular.”  


Refiriéndose al significado pasado y presente, y a las proyecciones futuras, de esos hechos de ayer, señaló que la Ley 18 contribuyó de manera decisiva a dotar a la Universidad de las condiciones que le permitieron a la Nación contar con ella como un recurso cultural y político de primer orden para poner un alto definitivo al colonialismo.


Citó como ejemplo las jornadas de diciembre de 1947, animadas por su primera generación de egresados. Y su predominante papel  abriendo paso al despliegue de las energías sociales que nos condujeron a conquistar finalmente la plenitud de nuestra soberanía a lo largo de las luchas de liberación nacional libradas por nuestra gente a lo largo de las décadas de 1950, 1960 y 1970.


La creación de la Universidad de Panamá dio lugar a la constitución de la intelectualidad orgánica que demandaba un proyecto alternativo de país.


Las capas medias y los sectores populares de mediados el siglo XX necesitaban de la Universidad para constituirse en ciudadanos de pleno derecho, y ejercerse como tales, como en efecto lo hicieron.


Hoy vivimos en medio de un proceso combinado de crecimiento económico sostenido con inequidad social persistente y degradación ambiental creciente, agravado por un deterior político que tiene su expresión más visible en la contradicción entre un Gobierno cada vez más fuerte y centralizado, y un Estado nacional cada vez más débil en su capacidad de expresar y atender el interés general de la sociedad.


El hoy por hoy de Panamá, nos hace reflexionar en torno a la necesidad de abrir a debate el significado de los deberes que entraña para la Universidad la autonomía que le concediera la Nación hace ya sesenta años.



“Tal es, también, el desafío mayor que enfrenta la Universidad: utilizar ese privilegio para culminar, junto a su pueblo y con su pueblo, esta transición desde la semicolonia que fuimos, hacia la República plenamente soberana, equitativa y próspera que podemos, debemos, merecemos llegar a ser”, acotó Castro Herrera.  /Redacción Ángel Molina, fotos Katherene Gonzáles/

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