"La autonomía universitaria…constituye un medio
puesto a disposición de los universitarios por la Nación para que contribuyan a
la comprensión de nuestros problemas, a la identificación de nuestras oportunidades,
y a la formación de las capacidades que el país demanda para transformarse”,
señaló Guillermo Castro Herrera, orador principal en el acto solemne realizado
en conmemoración del LXX Aniversario de
la Autonomía Universitaria.
La actividad en saludo a dicha efemérides, se
escenificó en el Paraninfo un día anticipado a la fecha en que en el año 1946,
fue promulgada la Ley 18.
En el intermedio cultural-artístico, el público
se deleitó con los siguientes números:
Vuelo del Águila, a cargo de “Danza Urbana” dirigido por Helsinsky
Solís; Cumbia Abierta, Cumbia Cerrada y Atravesao, por el Conjunto Folclórico
de la VAE y música de “Sentimiento Universitario”.
Eldis Barnes, Vicerrector de Asuntos
Estudiantiles inauguró el acto denunciando que, hoy por hoy, “la Universidad de
Panamá (UP) soporta embates dirigidos a socavar, a conculcar nuestra
autonomía”.
Miguel Ángel Candanedo, Secretario General de la
UP se remontó al contexto histórico (de antes y en el momento en sí) de dicho
acontecimiento. La correlación de fuerzas y tendencias que en los planos
nacional e internacional, pugnaban por lograr o impedir la concretización de un
proyecto de liberación, que incluya el establecimiento de equidad y vida digna
para toda la población, en especial la menos favorecida.
Hizo alusión al nacimiento de esta Primera Casa
de Estudios Superiores, que ha crecido y se desarrolla “no para ser una fábrica
de profesionales, sino de seres humanos con amor a su patria y a sus
conciudadanos”.
Denunció las intervenciones que -durante los
últimos años- han incrementado con, cada vez, más fuerza. Citó las campañas de
desprestigio y el intento de paralizar a la Universidad de Panamá, a través de
“torceduras de brazos”, presiones, agresiones y trabas desde la Contraloría
General de la Nación.
José Álvaro, Presidente de la Asociación de
Profesores de la Universidad de Panamá, enfiló críticas y denuncias en la misma
dirección.
Por otro lado, Castro Herrera destaca que /entre
otras responsabilidades/ está la de incluir en sus actividades
“el estudio de los problemas nacionales y la difusión de la cultura popular.”
Refiriéndose al significado
pasado y presente, y a las proyecciones futuras, de esos hechos de ayer, señaló
que la Ley 18 contribuyó de manera decisiva a dotar a la Universidad de las
condiciones que le permitieron a la Nación contar con ella como un recurso
cultural y político de primer orden para poner un alto definitivo al
colonialismo.
Citó como ejemplo las
jornadas de diciembre de 1947, animadas por su primera generación de egresados.
Y su predominante papel abriendo paso al
despliegue de las energías sociales que nos condujeron a conquistar finalmente
la plenitud de nuestra soberanía a lo largo de las luchas de liberación
nacional libradas por nuestra gente a lo largo de las décadas de 1950, 1960 y
1970.
La creación de la Universidad
de Panamá dio lugar a la constitución de la intelectualidad orgánica que
demandaba un proyecto alternativo de país.
Las capas medias y
los sectores populares de mediados el siglo XX necesitaban de la Universidad
para constituirse en ciudadanos de pleno derecho, y ejercerse como tales, como
en efecto lo hicieron.
Hoy vivimos en medio de un
proceso combinado de crecimiento económico sostenido con inequidad social
persistente y degradación ambiental creciente, agravado por un deterior
político que tiene su expresión más visible en la contradicción entre un
Gobierno cada vez más fuerte y centralizado, y un Estado nacional cada vez más
débil en su capacidad de expresar y atender el interés general de la sociedad.
El hoy por hoy de
Panamá, nos hace reflexionar en torno a la necesidad de abrir a debate el
significado de los deberes que entraña para la Universidad la autonomía que le
concediera la Nación hace ya sesenta años.
“Tal es, también, el
desafío mayor que enfrenta la Universidad: utilizar ese privilegio para
culminar, junto a su pueblo y con su pueblo, esta transición desde la
semicolonia que fuimos, hacia la República plenamente soberana, equitativa y
próspera que podemos, debemos, merecemos llegar a ser”, acotó Castro Herrera. /Redacción Ángel Molina, fotos Katherene Gonzáles/
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