(redacción y foto Ángel Molina)Temístocles Díaz médico de
profesión, y uno de los actuales asesores presidenciales, y los dirigentes estudiantiles
universitarios Aarón Bracho y Roberto Mudarra, disertaron acerca de la “Guerra
de los mil días”, exaltándola como
importante acontecimiento histórico, a través del que junto a otros factores Panamá
logró la separación de Colombia, librándose de su condición de departamento de
dicho país.
El orador de fondo, quien fue
anunciado por su presentador como “testigo de la historia”, señaló que muchos
panameños no han valorado la disposición de los istmeños a lograr que su país iniciase su vida como nación independiente.
Díaz indicó que la presencia
de los norteamericanos en su buque de guerra “Wisconsin”, impulsados por su
múltiple intención supuestamente “libertadora”, y ciertamente interventora, impositiva y de ocupación, han
logrado desviar, a través del tiempo, la atención de generaciones y
generaciones de panameños, acerca de la guerra en mención.
Acudieron al Auditorio Justo
Arosemena, educandos de la Federación de Estudiantes Universitarios, de la Unión de Estudiantes
Independientes, de
centros y asociaciones de estudiantes. También hicieron acto de presencia personal
docente y administrativo de esta Primera Casa de Estudios Superiores.
En las aulas de clases, nunca
fueron material de estudio, libros en los que se hace mención de mil panameños
armados y con experiencia bélica y de manejo de armas, dispuestos a respaldar
el movimiento separatista.
No se ha conocido, a
profundidad, los planes y las acciones de Domingo Díaz, Esteban Huertas, Manuel
Amador Guerrero...Ni, plenamente, el papel que jugó el patriota Victoriano
Lorenzo.
Díaz sorprendió al público
presente, con relatos minuciosos y abarcadores acerca de los distintos
momentos, facetas y características de este prolongado enfrentamiento batallas,
alzamientos, rebeliones….
Bracho y Mudarra se refirieron
al hecho histórico proyectándolo o ubicándolo bajo el punto de vista de los
estudiantes, de sus vivencias y luchas. Consideraron que es importante estudiar
las causas, efectos y proyecciones de esa guerra prolongada.
Abocarse a discernir acerca de
lecciones dignas de aprender y poner en práctica; identificar hechos y aspectos
que ameritarían corrección en otros escenarios y circunstancias.
Saber detectar cuándo el
camino de la diplomacia llega a su fin en cada lucha, negociación o gestión.
Surgieron voces de entre los
dirigentes estudiantiles y el público en general que expresaron diversas inquietudes y sugerencias a saber:
Que la prohibición de la
existencia de asociaciones de estudiantes en las escuelas secundarias,
constituyó una medida contra un derecho humano, un mal ejemplo; además, dejó,
de manera indeleble, un mensaje negativo (“el estudiante, el joven, no debe
organizarse, no debe luchar”).
Que, un fenómeno surgió y tomó
fuerza en nuestro país: mientras que fueron desapareciendo las organizaciones
estudiantiles (a la fuerza, o a través de atractivas campañas disuasivas), ha
tenido lugar el surgimiento y proliferación de bandas delincuenciales.
Que en los colegios debe
volverse a impartir (de lleno y profundamente) la cátedra Historia de las relaciones entre Panamá y
los EEUU.
Que las comunidades educativas deben contar con la presencia y participación de un vocero de la asociación federada estudiantil.
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